lunes, 6 de diciembre de 2010

Uno dos y tres

No se hasta donde irá esto.

Hace cuatro años traía pegajosa la cancion de Azul que promocionaba a calderon a la presidencia. Me regalaron una pulserita que decia felipe y la guardé como recuerdo de tercero de secundaria. La tengo en mi tocador junto a otras cucherías.

Antes me recordaba a Juande y su pandilla, a la canción tonta, a las mensadas de la secundaria.

Ahora me recuerda a Hector. Dicen que nadie se muere hasta que le toca, y a él no le tocaba, porque cuando comenzó la balacera gritaron "a él no, al otro" mientras su interlocutor corría lejos de las balas y nuestro amigo se quedó en la calle, con los papeles que le daba a firmar en la mano.

Un muerto, dice el noticiero.

Dos muertos, y se escandalizan.

Tres muertos y quieren linchar a calderón.

Dicen que ya van más que en la revolución, en esta guerra para cambiar de manos el narcotrafico.
No se cuantos le falten al conteo de población. A nosotros nos falta uno.

No sé cual es el límite del periodismo, pero al verlo decidí que yo no sería periodista. No se cual es el límite del cinismo humano, pero decidí que contar muertos no era para nada trascendente, que había tras de sí una historia que a alguien le dolía, igual que ami.

No se a donde irá a parar esto. Nos quedan dos años de sexenio y muchos amigos aún.