domingo, 16 de octubre de 2011

Minas Misteriosas

Falta de creatividad. Se agotaron las palabras. Ratos infértiles. Malas rachas. Situaciones poco idóneas. Falta de inspiración. Ausencia de musas.

En pocas palabras: bloqueo de escritor.

Hace meses que no escribo para este blog, apenas he dedicado unas frases a la pseudocosa que llamo novela en la que trabajo. Coincidió con mi cambio de prácticas a la redacción de Urbana. En un principio pensé "me agoto mis palabras diarias en los reportajes", pues aunque no lo parezca el ejercicio mental de escribir por obligación es agotador. Pero como los deportistas, a mi cerebro se le quitó lo bofo y aunque no soy una máquina de palabras, sacaba los trabajos a tiempo.

Terminé mis prácticas, me fui de viaje y conocí otra gente. No fui precisamente a relajarme y poner la mente en blanco ¡que horror! sino a vivir nueva experiencias para escribir. Pero apenas se pone ante mi la página en blanco y las palabras se me atoran, me asfixian. Es como cantar una canción pegajosa y olvidar un verso...

Hay tantos personajes que están incubándose en mi mente, tantas vivencias que les voy planeando... pero nada. Escribo una, cinco, veinte cuartillas y todas a la basura, no me gustan. Son planas, insípidas, aburridas. Intento encontrar una razón para esto y sólo encuentro una posibilidad: la mala racha en la que estoy.

Las cosas no son precisamente lo que quisiera, los días son planos y me encuentro entre dos respiros sin poder dar el siguiente. Algunos eventos como juegos de rompecabezas me dicen que la vida  tiene un gran sabor, pero se esconde. Personas que van y vienen, maravillosas experiencias, instantes inolvidables.
Pero se bloquean las palabras, o salen en un caos inisteligible.

Sin embargo, confío en que saldré bien librada de esta. Es cuando me pongo a pensar en todo lo que escribiré cuando, como presa rota, salgan toda esa parrafada. No soy fanática del dolor, ¡ni mucho menos! pero cuando es inevitable sirve recordar la frase de uno de mis favoritos, que a veces se vuelve como un mantra para mí.

"Es necesaria la desgracia para descubrir ciertas minas misteriosas de la mente humana"
-Alejandro Dumas, "El conde de Monte Cristo"

Y cuando salga de este calabozo temporal... ¡qué tesoros vamos a encontrar!

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