lunes, 6 de septiembre de 2010

Honestidad por un peso

Anécdota de cuando vendía bon-ice [see see, con todo y mi trajecito y un pingüino de metro y medio]
Al final del día, desde las diez de la maána en la calle, a las siete menos cuarto listas para entregar las cuentas y recibir la comisión, caminamos una amiga y yo de regreso al bon-local.
El sol de agosto a esas horas y con el cansancio es todavía terrible, pegando en la espalda que se cocina debajo del bon-uniforme. Unos niños corren por la calzada "¡Señoraaaa! ¡señoraaaaa! ¡un bonais!" dice uno "¿cuanto cuestan?" pregunta el otro. No obstante el Enorme "$2.5" en el uniforme y pingüino, les repetimos el precio.
Piden tres y al pagar se dan cuenta que les falta un peso. "Ahorita venimos, allá está mi mamá, le voy a pedir más dinero" El niño corre y se pierde en una esquina, nosotras nos cansamos de esperar y apuramos el paso hacia el local.
La calzada está desierta, todos están agusto en sus casas, frescos, descansando... nosotras no -_- "che mocoso, ya no regresó" nos decimos mi amiga y yo, al resignarnos a perder la comisión de dos bon-ice. Pff... ya que.
Caminamos y apretamos el paso. De pronto, detrás de nosotras una vocecilla grita "¡Señoraaaaaaaaaaaaaaa!" El niño nos alcanza después de correr las cuadras que adelantamos, agitado y con su bon-ice ya terminado a la mitad extiende la mano y nos da una moneda de un peso.

Recuerdo esta anécdota porque el día que pagué mi obi, la semana pasada, sin darme cuenta añadí un dolar extra al precio del envío y mandé al vendedor más de lo que era. ¿Que es un dolar? 13 pesos, que son dos gorditas, o una nieve, o dos camiones, o una bolsa de embalaje. ¿qué es la honestidad? El hecho de que este vendedor me regresó íntegro Un Dolar demás.
No es obsesión por ser honestos, pero me consta que si por error yo hubiera puesto diez o cien dólares demás (que ya son una buena cantidad) el vendedor igual y me los hubiera regresado; esto lo demuestra al tomarse la molestia de regresa trece pesos.
Esa anécdota sucedió hace cuatro años, quizá el niño ahora ya es un adolescente y está en la secu, la misma edad que cuando nosotras vendíamos bon-ice. Guardo la esperanza de que, igual que un peso, pueda devolver todo aquello que corresponde a alguien más. Necesitamos más gente así.

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