miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Por qué luchar?

Sin ninguna connotación bélica a entenderse la palabra "luchar". Lucha es cuando vencemos las ganas de dar una mordida, comprar algo pirata, bebidas clandestinas y participar en demás negocios de aquellos que nos amenazan con una mano y comercian con nosotros mismos con la otra mano.

Simplemente en un momento de reflexión me pregunto qué haremos cada quien para alcanzar esa cuasiutópica sociedad que en la humanidad rarísimas veces se vio (según algunos opinan, solo los tan mencionados griegos alcanzaron)

Pero más que qúe hacer, me pregunto ¿por qué hacer? ¿Qué no somos los humanos criaturas tan interesantes y maravillosas como necias y nefastas? Lo que hacen unos vienen generaciones delante y lo machacan. Ante esto ¿por qué luchar? Con la cabeza perdida entre otros millones de apáticos ciudadanos como nostros... ¿qué haríamos? ¿por qué lo haríamos? ¿A qué idea le entregaríamos no solo la profesión, sino la vida?

No sé que pensarían de esto aquellos simples seres humanos que hoy han empalizado en un símbolo de pobres héroes, pero me atrevo a aventurar, por lo menos en lo personal, que si una pizca  de voluntad como conjunto humano nos queda, es suficiente motivo para encaminarnos en la búsqueda de los ideales que atendiendo a la razón sean justos.

Los seres humanos somos grises, ni malos malos ni buenos buenos como quieren pintar a los partícipes recordados de la historia de nuestro país, más parecida a una moconovela televichurrera que a la versión más certera de la realidad. Se trata de admirar sus virtudes: la entrega y defensa de una convicción, de arriesgar el todo por el todo.

Si bien no todos poseemos esas cualidades que resaltan a aquellos y aquellas que la historia recuerda, no perdamos de vista a todos aquellos cuyo nombre no figura en los libros de la zep pero que marcan definitivamente a un individuo, un grupo, una sociedad. El maestro que más que enseñar, educa con ejemplo; el médico que aún con todo el estatus de su título no pierde de vista su labor servicial; el periodista que con ahínco marca lo que hay que corregir; el artista (figura tan despreciada en nuestra sociedad) que conserva la claridad para pensar y la serenidad para comunicar antes de venderse al medio... y se me acabaría la lista, de profesionales para seguir con los oficios y demás personas.

Desde nuestra trinchera, universitarios, rondacalles, amos de casa, directivos de noseque, simples ciudadanos, desde nuestro lugar, ¿por qué lucharemos?

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