sábado, 18 de septiembre de 2010

Que la distancia no es cansancio...

Aunque el verso que utlizo como título es de una canción que interpreto más bien como romántica, este post tiene un sentido diferente.

Es jueves, jueves de puente, juebeves o como se llame. El primero de tres camiones que debo tomar pasa y viajo en él. El viaje es corto. Pronto llega a la parada el segundo. El viaje es un poco más largo. Me alejo de mi mundito para llegar hasta el otro lado de la ciudadcilla, una hora y a veces poco más de camino.
En el camino no escucho música, la que me alegra, porque prefiero reservarla para cuando llegue a mi destino. En el camión por los bazares y recuerdo cuando empeñé algunos tiliches para completar el viaje a México ¡Cómo son diferentes los viajes con los amigos! Recuerdo el viaje en el camión, las mil bromas que decíamos, el concierto, los siete octavos, el metro...

El clima está de buenas: hace calor pero también hace viento y se aminora el bochorno del medio día. Parezco una tachuela bajo una sombrilla roja caminando hacia el bulevard. Compro chucherías para comer en el camino, el tercer camión llega a la parada, es el viaje más largo.

Desfila por la ventana la curva que antes tomaba para ir a Cinart ¡y pensaba que eso estaba lejos... sí como no! Rebaso la parada hacia la alameda ¡Eso tampoco está tan lejos! Pronto PVC queda atrás, y me pareció corto el camino. Los hospitales parecen estar a la vuelta de la esquina. Un mundillo desconocido va pasando al otro lado de la ventana.

Voy en silencio. Perdí mi iPod. El iPod que le compré a Roger, aquel que tanto lo caracterizaba por la devoción que le tenía, ¡ay como soy descuidada! Casi le había agarrado cariño al aparatejo aquél... Me pone triste ir en silencio por haberlo perdido, pero en fin que no se va a resolver, así que pienso en mi destino y me alegro.

Paso La Fe, paso Soriana y minutos después llego a mi destino. Camina camina camina un kilómetro. Toca la puerta. yeeeey! El sonido de las guitarras y la batería se escapa por la puerta abierta. ¡Gente ya llegué :D! ¿Que si me da flojera venir? Pues la verdad sí, pero por estar aquí se me olvida. ¿Cocinamos brownies? Mejor en la mañana, ahorita cenamos pambazos y sopas maruchan. Vengan a ver este video, mira esta banda es tal tal tal... Yaaaa deja dormir, son las cuatro de la mañana! D: LOL No se crean, no me da tanta flojera venir hasta acá, bien lo vale.

El camino de regreso es más triste, igual de silencioso. Después de un día entero con los amigos, volver a casa es sinónimo de sentirse sola. Sin el alboroto, sin las bromas, sin las pláticas. ¿Que si no aburre o cansa que mis amigos, dos de cada tres, vivan hasta el findelmundo? La verdad, no. Son gente divertidísma, con pláticas interesantes, de quienes siempre aprendo cosas nuevas y a quienes les gusta que les comparta algo que sepa yo. Bien valen esa hora y a veces poco más de camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario